Atención, deseo y voluntad

...Ahora llegamos al deseo. El deseo es sólo, por así decirlo, un punto en el espacio. Si solamente deseamos un objeto, nunca lo tendremos. Para poder poseerlo, debemos comenzar a movernos hacia él. Este movimiento es el comienzo de la voluntad. Si el deseo es un “punto”, este tipo de voluntad genera una “línea”, moviéndose hacia el objeto, con la intención de poseerlo, o de identificarse con él.

En cada nivel del universo existen grados de voluntad. El hierro y la piedra imantada representan la voluntad puramente mecánica, el hierro también se mueve hacia un objetivo. El gusano se mueve a lo largo de la hoja si quiere comerla. En el caso del perro, algunas veces desea tan fuertemente estar con su amo que, cuando el amo fallece, el perro se echa junto a su tumba y permanece ahí hasta que muere. Éste es ya un grado muy alto de voluntad, aun y cuando sólo sea una voluntad animal. Pocos humanos la logran.

Ciertamente existe una atención, y una voluntad, en los objetos externos. Un objeto nos atrae; nosotros no atraemos al objeto. Los objetos nos gobiernan desde el exterior. Ellos hacen que nosotros hagamos todo tipo de cosas. No es la dama la que compra el sombrero, sino el sombrero es el que compra a la dama. El hombre no fuma el cigarro; el cigarro se fuma al hombre, como decía el Sr. Gurdjief.

[Es decir, que si no hay deseo, no se puede mover la voluntad de acción]


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